Cuando juzgamos a nuestros padres, no integramos lo positivo en nosotros, porque tenemos un 50% de genes de uno y 50 % de genes del otro.

La familia es muy importante ya que es el lugar donde se nos acoge, donde nos nutren física y emocionalmente y es bueno estar agradecidos por haber sido acogidos, pero no es lo primero, ya que esto es lo que venimos a hacer en nuestra vida.

Es bueno honrar a nuestros padres y también honrar a los hijos. Pero ese honrar es transmutar esa información que nuestros padres y abuelos no han podido hacer, pues sino los pecados y creencias de una generación los sufrirán las otras generaciones.

A veces se necesita desvincularse de los padres un tiempo, para poderlos integrar desde dentro. Por eso no hay que juzgarse si se quiere estar alejados de sus ellos por un tiempo, pues es necesario a veces para integrar a los padres tal y cómo son.

Y para poderlos integrar es importante:

• Comprender sus experiencias, su pasado, el tipo de padres que han tenido.
• No exigirles algo que no son capaces de dar.
• Darte cuenta que las heridas conscientes o inconscientes que nos han podido infringir son la semilla de nuestra fortaleza.
• Honrar a los padres es no hacerles caso siempre, sino hacer lo que ellos no se atrevieron a hacer.
• Ellos necesitan ver en nosotros alguien que transciendan su problema, que sane su inseguridad, su gestión emocional, el trauma familiar, y salga con fuerza a la vida.

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