Muchas personas no saben discernir lo que es ayudar a los demás de forma inteligente de lo que es ayudarlos desde la caridad.
Cuando ayudamos a los demás desde la caridad, lo hacemos desde la pena de ver a esa persona en ese estado. Luego de alguna forma, lo estamos considerando en estado de inferioridad y no estamos contando con los recursos de esa persona para salir del problema. Por eso la ayuda suele ser dar un pescado y no enseñarle a utilizar la caña de pescar.
Esto lo que hace, en la mayoría de los casos, es que la persona se coloque en estado de víctima y sienta precedente para que haya que seguir ayudándola, incluso lo exige y se enfada si una vez le niegas la ayuda. Por otra parte, se acostumbra al pescado y no suele querer resolver sus problemas de forma activa y duradera.
Se hace dependiente de la ayuda de los demás, y al final chupan energía y tiempo del otro sin llegar a ningún lado. Y al final el ayudarlos, puede generar resentimiento pues se siente que todo el esfuerzo, tiempo y economía empleados en la ayuda, no sirve para nada.
La ayuda de forma inteligente la describiremos en el siguiente artículo.
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